La Chicha del Yamor

- Maíz blanco,
- Maíz negro,
- Chullpi,
- Canguil,
- Morocho blanco y amarillo.
Todos en iguales cantidades, secos al sol, tostados y molidos, entre los ingredientes se incluye también el jauri (maíz quemado). Esta harina diluida en agua se lleva a ebullición durante dos a seis horas; se cierne y se hace fermentar en un tonel de madera. Para servirse, se añade azúcar o miel de panela. Esta bebida es muy típica por su sabor y por sus propiedades tonificantes y enervantes…
El cronista Poma de Ayala (1584) cuenta que la chicha Yamor fue elaborada por las indias Acllaconas, era de uso exclusivo del Inca, y era servida únicamente en los grandes acontecimientos festivos. Le atribuyen algunas propiedades medicinales, pero por el fermento del maiz es bebida de moderación.
Una leyenda del Yamor, cuenta que “Taita Imbabura”, Rey y máxima autoridad de la comarca, resolvía sabiamente los problemas de la región. Estaba casado con una mujer muy bondadosa, bella y blanca como la luna, con ojos azules y limpios.
Ante ellos se presentó un día Pacarina, una muchacha de 15 años, flor de capullo y cuya piel era tersa. Les narró su pena de amor. Estaba enamorada de un joven fuerte y erguido como una caña. Cortés y educado pero no le correspondía con su cariño. Al contarles sollozaba como una tórtola herida.
Taita Imbabura y su esposa, para satisfacer los deseos de Pacarina, le transformaron en Ñusta del Maíz, y le ordenaron que cuando haya pasado el solsticio fuera a los cuatro puntos cardinales de la comarca y cosechara diez mazorcas de las cuatro clases de maíz: en el norte maíz dorado y duro. En el sur Morocho. En el este Chulpi. Y en el oeste Canguil. Una vez recogidos, le dieron instrucciones para cocinar los granos. De allí saldría una bebida, una especie de filtro de amor, que al beberlo el inconquistable Jatún Cuncay caería a sus pies.
Así fue como ocurrió, Jatún Cuncay bebió el Yamor y ante sus ojos iluminados apareció una joven con un hermoso talle y trenzas esmeradamente perfumadas con romero. El amor había florecido entre estos dos jóvenes al amparo del Yamor, que es canto e himno en homenaje al maíz